viernes, 2 de septiembre de 2022

Tour por la región de Alsacia, Selva Negra, LEGOLAND y Lago Constanza

 



¡Un viaje cultural para todas las edades!


Visitar tres países y 4 destinos en 8 días, no es tarea fácil, más aun cuando tienes que satisfacer el entretenimiento y los gustos de una niña de 11 años y un adolescente de 18.


Desde hace años, digamos que mucho antes de la pandemia, he intentado organizar un viaje a medida para todos los miembros de la familia, es decir, un viaje cultural en el que además de visitar nuevos destinos nos permita también disfrutar de unos días de vacaciones divertidos en familia. La idea era volar a Suiza y visitar la Región de Alsacia (una de las zonas más bonitas de Francia y con una historia geopolítica apasionante), parte de la Selva Negra o al menos algunos de sus villas más representativas en Alemania, la Línea Maginot, y como fin de fiesta para los más peques, Legoland. De vuelta a Suiza, visita obligada al Lago Constanza. Al final 8 días que se han quedado cortos ya que en la zona de Friburgo u Offenburgo hubiese dedicado 2 días para ver más detenidamente la zona de la Selva Negra.

Jornada 1


Tras mucho buscar, decidimos que lo más económico podía ser volar a alguna ciudad de Suiza donde desde Madrid hubiese vuelos directos. Inicialmente miramos la opción de volar con EasyJet a Basilea ya que los vuelos suelen ser bastantes baratos, pero al final encontramos la opción de volar con Air Europa hasta Zurich ya que al final si queríamos pasar por el Lago Constanza, quedaba mucho más intermedio. Por cierto aunque inicialmente solicitan documento COVID de vuelta a España, realmente no nos lo pidieron en ningún momento, ni la compañía para la facturación, ni en los controles de acceso del aeropuerto. 

El verdadero problema que nos encontramos fue el alquiler de coches ya que desde que estalló la guerra / invasión de Rusia a Croacia, allá por febrero de 2022, comenzaron a subir indecentemente de precio, hasta el punto de plantearnos alquilar en el centro de Zurich con el consiguiente incordio de trasladarte desde el aeropuerto hasta el punto de recogida, bien en transporte público (tranvías, trenes, etc...) o bien por algún tipo de Taxi o VTC de la zona aunque en este caso teníamos que sumar unos 90 CHF (algo más de 100 euros al cambio). Al final esta circunstancia la resolvimos porque aprovechamos una oferta de última hora que anulando la reserva sin coste que teníamos, nos permitió coger un Rent a Car en el mismo aeropuerto, con la comodidad de hacer el Chek-in y subir a la planta 10 del mismo edificio del parking para coger el vehículo.

La siguiente aventura fue  salir del aeropuerto, con el GPS en Alemán y sin datos en los móviles, ya que pese a que Suiza tiene numerosos acuerdos, a diferencia de cuando se visita un país de la Unión Europea, donde llamar y usar los datos de tu teléfono no tiene coste, en Suiza tendrás que pasar por caja (6 € para usar unos 500 megas). Una vez resueltos los inconvenientes del idioma, nos enfrentamos a carteles muy diferentes a los que habitualmente vemos en los países vecinos como Francia o Alemania. Al final, sin mayor trastorno que un par de equivocaciones y vueltas atrás, conseguimos coger la autovía correcta y cruzamos la frontera a Francia. (¡Ojo! porque para cruzar a Francia  no hay controles pero a la vuelta, si que la Policía Suiza nos requirió la documentación).

Tras un par de horas, llegamos a Colmar, primera parada programada y base de nuestras visitas por la región de Alsacia. Una ciudad de algo mas de 100.000 mil habitantes, pero con un centro urbano, en su mayoría peatonal, maravilloso.

Antes de nada hay que decir, que la Región de Alsacia es una tierra vinícola que se encuentra en el valle del Rhin, formado por los Montes  Vosgos en la parte francesa, que a su vez los separa de la Lorena y del Franco condado, y la Selva Negra en la parte alemana, siendo el propio Rhin la frontera natural entre ambos países. Es sorprendente como durante su historia, ha ido pasando de unas manos a otras, desde los romanos en el siglo I a.c., hasta los alemanes en el siglo V, pasando posteriormente al ducado franco, siendo la zona cristianizada y colonizada. En el siglo IX volvió a manos alemanas, en lo que se conoció como Sacro Imperio Romano Germánico hasta el siglo XVII. En este periodo francés gozó de un floreciente comercio. A finales del siglo XIX, tras la guerra franco-alemana, se volvió a anexar al imperio Alemán, hasta su derrota tras la Primera Guerra Mundial, cuando finalmente fue devuelta a Francia. En plena segunda guerra mundial, allá por 1940, fue anexionada a Alemania, y así duró hasta su finalización cuando el ejercito alemán fue derrotado.




R
Colmar - Rue des Marchands y Place de L'ancienne Douane
ealmente, todo se concentra a lo largo de un par de calles, principalmente la Rue des Marchands. Puedes recorrerla viendo sus famosos edificios, como Casa Pfister, Casa Schongauer, Casa Weinhof entre otras hasta llegar al cruce con la Gran Rue y posteriormente a la Place de l'Ancienne Douane, donde se encuentra una preciosa fuente con una escultura de Auguste Bartholdi

Desde aquí, siguiendo por la Rue des Tanneurs, llegaremos nada más pasar el Mercado Histórico (Marché Couvert Colmar) a un puente donde nos adentraremos en la conocida como La Petite Venise, un entramado de calles con edificaciones típicas de la región adornadas con balcones floreados, y canales navegables por pequeñas embarcaciones turísticas.

Colmar - La Petite Venise

De vuelta a la Gran Rue podemos subir por la Rue de l'Eglisé, con su pequeño canal floreado y las fachadas peculiares, hasta la Colegiata de San Martin y más adelante la Iglesia de los Dominicos, y una buena opción es finalizar en la Rue de Tétes y su Maison ornada con 106 cabezas y temas religiosos.

Colmar

Jornada 2

La segunda jornada la queríamos dedicar a ver los pueblos y la región de Alsacia. La idea que teníamos en esta jornada era la de visitar una selección de los pueblos más representativos (aunque seguro que algún pueblo nos dejaríamos), como Eguisheim, Turckheim, Kaysersberg, Riguewihr, Hunawihr, Ribeauvillé y el Castillo de Haut-Koenigsbourg. Una ruta circular de unos 83 incluida la vuelta a Colmar. 

Aunque inicialmente íbamos a empezar por Eguisheim, al final, para evitar las colas que se podían formar en Castillo de Haut-Koenigsbourg, decidimos ir a primera hora (abrían sus puertas a las 9:30). ¡Fue un acierto!. Llegamos y pudimos aparcar el coche relativamente cerca de la zona de la entrada. Cuando salimos dos horas más tarde, había verdaderos problemas para aparcar por la cantidad de público que llegaba. El castillo, totalmente rehabilitado, no deja de ser un museo con objetos de la Edad Media y el Renacimiento.  

Castillo de Haut-Koenigsbourg

A 14 Km teníamos el siguiente pueblo, Ribeauvillé, donde pudimos dejar el coche bien aparcado en las afueras del centro histórico y acercarnos dando un paseo para poder visitarlo. La villa está rodeada por restos de antiguas murallas y se distribuye a lo largo de la Gran Rue, donde se pueden ver diferentes construcciones alsacianas típicas (entramados de madera construidas entre los siglos XV y XVIII). Destacamos la Fontaine du Vigneron, la Casa de los Menetriers y la Torre des Bouchers. La mañana no daba para más por lo que aprovechamos y comimos en el Restaurante l'Arbalète, en el 50 Grand Rue, un lugar de ambiente familiar y una relación calidad precio fantástica (menos de 15 € por persona).

Ribeauvillé


Aunque el siguiente pueblo, Hunawihr, estaba cerquita, a tan solo 2,5 Km, tuvimos que descartarlo e ir al siguiente, que en mi opinión tenía más interés arquitectónico. Por tanto fuimos directamente a Riquewihr, donde nada más entrar al recinto amurallado y ver sus casas y su magnífica conservación, tuvimos la sensación de habernos trasladado en el tiempo al siglo XVI. Se puede comenzar la visita por la entrada donde se encuentra el Ayuntamiento, y continuar por la Rue du Général de Gaulle, donde están la mayor parte de las construcciones más representativas, coloridas y bellas de la villa y posiblemente de la zona, hasta llegar a la Torre Dolder, al otro lado del pueblo. Desde aquí puedes girar a la izquierda, por la Rue des Remparts, rodeando entre los restos de las dos murallas hasta volver más o menos a la zona del Ayuntamiento.

Riquewihr

Ir de viaje con un adolescente y una niña tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y tras haber madrugado, el cansancio comenzaba a hacer mella en sus cuerpos, por lo que para poder visitar Eguisheim, tuvimos nuevamente que sacrificar dos villas del itinerario y saltárnoslas (Kaysersberg y Turckeim). Con ello conseguimos llegar ya avanzada la tarde, con algo más de fuerzas, a la última villa, la que está denominada como uno de los pueblos más bonitos de Francia, la que se supone que enamoró a Walt Disney y le hizo inspirarse para crear la película de La Bella y la Bestia. La verdad es que su fama no defrauda. La ciudad se construyo en círculo alrededor del Castillo que se encontraba en el centro, fortificándose en el siglo XIII. 

Una vez que dejamos el coche en el Parking de la Mairie (merece la pena pagar los 4 € si estás toda la jornada. Si vas a estar un par de horas, mejor dejarlo en plazas azules de pago), entramos por la Gran Rue y enseguida, giramos a la izquierda, por la Rue du Rampart para ver la famosa Le Pigeonnier. Tras ella, avanzamos por la misma calle y conseguimos rodear el pueblo para acabar en la Place du Château Saint-Leon, con su fuente del siglo IX, el Castillo Bas d'Eguisheim y la capilla dedicada al Papa León IX. 

Eguisheim

Es difícil decidir cual de todos los pueblos nos ha gustado más. Yo diría que todos tienen algo que le hace único. Lo que tengo claro, después de visitar la Región de Alsacia, es que es una de las regiones más hermosas de Francia y posiblemente de Europa.

Jornada 3


La tercera jornada comenzaba con madrugón para ir a Estrasburgo (73 Km). Lo mejor fue dejar el coche en un parking público. Nosotros elegimos el que se encuentra en la Place Kléber, junto a la Catedral. Teníamos contratada una visita guiada para que, durante 2 horas, nos pudiesen enseñar lo mejor de la ciudad. Fue un acierto contratarlo con la empresa Free Tour Estrasburgo y uno de sus guías, Jonathan que amenizó la visita con música y un repaso histórico perfectamente estructurado  para hacer que hasta los más pequeños, se divirtiesen a la vez que aprendiesen un poquito de la historia de la ciudad.


Lo mejor de Estrasburgo se encuentra en la Gran Isla, donde se encuentra el casco histórico. Aquí podemos recorrerla visitando la Cathétrale Notre-Dame, las 4 iglesias medievales, la Place Gutenberg, el Palais Rohan con sus tres museos (Arqueológico, Bellas Artes y Artes Decorativas), la Place Broglie donde se encuentra el Ayuntamiento, la Maison Kammerzell y la Petite France. Junto a esta zona, se pueden ver Les Ponts Couvert.

Para comer, se recomienda bajar por alguna de las calles que salen tras la catedral. No recomiendo comer en el barrio alemán, ya que pese a que hay terrazas agradables junto al río, no dejan de ser restaurantes demasiado turísticos, nada baratos y con comida francamente mala.


Estrasburgo

Cabe destacar dentro de la Catedral, el reloj astronómico que cada día a las 12:30 p.m. comienza su juego de autómatas y presenta las diferentes edades de la visa y el desfile de los apóstoles ante Cristo.
 

De vuelta, nos quedaba visitar una pequeña villa a no muchos Km de Estrasburgo, Obernai, con su forma ovalada y, como no podía ser de otra manera, sus casas al estilo alsaciano. Lo mejor y más recomendable, es visitarla con el tren turístico, que además de pasar por las principales calles y monumentos, te sube entre los viñedos al Memorial National des Incorporés de Force, un mirador desde donde se ve una vista global de la zona y sobre todo de la villa.

La Place du Marché, con La Fontaine Sainte-Odile, el Beffroi d'Obernai, el Pozo de los seis cubos, la Église Saints- Pierre et Paul son lugares de interés que no pueden faltar en la visita. Detrás de esta última Iglesia (parece una Basílica), se encuentra un cementerio con una pequeña capilla en la que hay una representación fantástica de la pasión de Cristo.

Obernai

Jornada 4


Toca dejar Alsacia y adentrarnos en la Selva Negra o al menos en parte de ella ya que por falta de tiempo haremos parada en Friburgo para verlo y desde allí iremos directamente a nuestro siguiente destino, Baden-Baden.


Firburgo de Brisgovia desde comienzos del siglo XII ha sido el centro comercial de la Selva Negra, sobre todo por la exportación de plata, lana y madera. Al igual que ocurrió con la Región de Alsacia, durante los siglos XVII, XVIII y XIX paso de manos francesas a alemanas, e incluso austriacas, en varias ocasiones.

Su Catedral, cuyas obras comenzaron a principios del siglo XII sobre una edificación de estilo románico, y finalizaron ya entrado el siglo XVI, es el edificio más representativo de la ciudad, junto con el Gran Almacén ubicado en la misma plaza, y los ayuntamientos antiguos y nuevo. La ciudad conserva tres puertas, la de los Suabos, la de Martin y la de Breisach

Al igual que sucedió en Estrasburgo, contratamos con la empresa Free Tour Friburgo una visita guiada de dos horas, que igualmente no defraudó, ya que fue divertida, amena y bien estructurada con su super guía, Cardenio, que a lo largo de la misma hizo partícipes a los niños con juegos en los que tenían que buscar determinadas figuras, esculturas, fotos, etc... Es genial que tengan entretenidos a los niños mientras nos cuenta a los más mayores la historia de la ciudad.

Para comer nos recomendaron un restaurante en un callejón junto a la puerta de Martin, llamado Martin's Bräu Freiburg, típico lugar alemán muy concurrido pero bien organizado donde puedes degustar desde toda variedad de salchichas, codillos, cerdo, costillas, etc... y todo a un precio razonable. Vimos que se podía haber reservado previamente para evitar esperar en torno a una hora la mesa, aunque francamente mereció la pena. 

Friburgo

Después de comer la idea inicial era ir a Baden-Baden (donde teníamos la reserva del apartamento), adentrándonos previamente en la Selva Negra hasta Triberg para ver su paisaje natural de cascadas formadas en el curso del río Gutach, de 163 metros en total, así como los conocidos relojes de cuco (dicen que está el Reloj de Cuco más grande del mundo). Sin embargo, la visita guiada a Friburgo había dejado huella y por mayoría se decidió ir directamente por la autovía hasta Baden-Baden. 

Por la tarde la idea era visitar Offenburg y Gengenbach, pueblo en el que se inspiró Charlie y la Fábrica de Chocolate entre otras películas. El plantón de la familia fue monumental y prefirieron dar un paseo por la ciudad de Baden-Baden

Aquí es donde me di cuenta que debíamos haber contado con algún día, e incluso destino intermedio más, ya que lamentablemente nos dejamos demasiados lugares de interés de la Selva Negra por ver, aunque ¡otro viaje futuro a la zona tendrá la culpa!.



No obstante, Baden-Baden, ciudad de unos 50.000 habitantes, está dividida en dos por el río Oos, a lo largo del cual se pueden observar los edificios históricos, hoteles, palacetes y los entornos boscosos. Destacar la Festspielhause, segunda sala de ópera y conciertos más grande de Europa. Pero realmente, es la calidad terapéutica de sus aguas termales lo que hacen de Baden-Baden un lugar con encanto, principalmente con edificios como el Balneario Friedrichsbad olas Termas Caracalla.

Baden-Baden


Jornada 5

Esta jornada la íbamos a dedicar prácticamente en su totalidad a visitar uno de los fortines que están habilitados de la Línea Maginot y que una vez visto varias ciudades, castillos, pueblos con encanto, y demás lugares de interés, tocaba la parte del adolescente amante de la historia de la primera y segunda guerra mundial. Fue él quien nos despertó su interés, y es que, aunque habíamos hablado de ella en los libros de historia, no imaginábamos que se pudiese visitar. En cierta medida, organizar parte de este viaje y sobre todo, sacrificar algunos lugares, no dejaba de tener como objetivo, poder conocer esta obra arquitectónica.

La Línea Maginot fue diseñada y promovida por el Ministro de Defensa francés, André Maginot después de la primera guerra mundial, allá por el 1922 y finalizó en torno a 1936 en su parte esencial. Tenía como objetivo construir una línea defensiva militar desde el Mar del Norte hasta el Mediterráneo, de una complejidad tecnológica y militar inédita hasta el momento, y que comprendía 108 fortines con una separación de 15 Km de distancia, complementados por otros tantos pequeños fortines. Cada fortín, como pudimos comprobar en la visita, era una mini ciudad bajo tierra, capaz de albergar miles de personas, entre soldados y otros militares de apoyo y mantenimiento de las infraestructuras que durante meses podían autoabastecerse en su interior a la espera de un posible ataque alemán.


La principal construcción, se alargó desde Suiza hasta Luxemburgo, dejando sin cubrir la línea fronteriza con Bélgica, dado que inicialmente eran aliados de los franceses y políticamente no parecía lo más correcto. Este error, junto con el concepto de defensa con el que se había construido, más parecida a una guerra de trincheras y hombre a hombre, similar a la primera, que a lo que se avecinaba en la segunda guerra mundial, con aviación y fuerzas terrestres móviles mucho más desarrolladas, hizo que Alemania, viendo su potencial, invadiese Bélgica primero e hiciese su incursión a Francia en 1940 por las Ardenas belgas (impensable por su terreno tan accidentado), rompiendo así la defensa francesa y dividiéndola en dos, y por tanto inutilizando la Línea Maginot que quedó prácticamente intacta ya que no se dedicó ningún esfuerzo a destruirla al no ser necesaria.

Línea Maginot - Fort Schoenenbourg

Después de recorrer al menos 5 Km bajo tierra, y salir impresionados por la majestuosa Línea Maginot, no podíamos más que hacer parada para almorzar y reponer fuerzas. A pocos Km, encontramos en las afueras de la ciudad de Soultz-sous-Forêts, en un centro comercial E. Leclerc, el restaurante La Taverne du Soultzerland,  un lugar frecuentado por la gente de la zona y empresas cercanas, y que ofrecían a muy buen precio (menos de 15 € por persona), platos de todo tipo muy abundantes (desde hamburguesas, pizzas, pasta, ensaladas, etc...).

Una vez cargadas las pilas, volvimos al turismo de los pueblos con encanto, y ya de vuelta al hotel, hicimos parada obligada en las villas de Hoffen y Hunspach, este último también clasificado como uno de los pueblos más bellos de Francia, con sus hermosas casas blancas con entramado de madera, entrecruzadas con vigas negras y todas con preciosas contraventanas de madera.

Hoffen

Jornadas 6 y 7

Y por fin toca la sorpresa a la más peque. Partimos prontito hacia LEGOLAND ya que por delante tenemos unos 230 Km. La verdad es que no se quien estaba más emocionado de los cuatro; la niña, el adolescente o los adultos. Fue entrar en el complejo y todo cambió. Nos convertimos en cuatro niños disfrutando de absolutamente todas las figuras, atracciones y construcciones que nos encontrábamos.



Legoland

Hay que decir que, a diferencia de otros parques temáticos, en el caso de Legoland se nota la seriedad de los alemanes en todos los sentidos. Y es que al igual que todo estaba perfectamente organizado, limpio y cuidado, los precios no eran excesivamente elevados. Se podía comer a un precio por persona razonable, o comerse un helado sin que te dejasen ... helado!! Algo que nos sorprendió muy gratamente es que tenían personal que hablaba prácticamente todos los idiomas, y como no, el castellano, hecho que sobre todo, al explicar todo durante el Chek-in, nos facilitó la comprensión sin que se nos quedase nada en el aire. Aun así, en inglés te podías comunicar, ya que hacían un esfuerzo en entenderte. La amabilidad era constante en todo el personal.

En cuanto al complejo, había dos zonas; el parque y la zona residencial, de tal manera que ambas estaban comunicadas y se podía acceder por la puerta de atrás del parque (enseñando eso sí tus entradas) sin tener que pasar por la puerta principal. Además dejan meter comida, bebida, carros, mochilas, etc y en caso de tener que ir al hotel o alojamiento del complejo, podías salir y entrar tantas veces como quisieras en el mismo día (eso sí, recorriendo el Km que los separa). La gente que accedía desde el exterior traía mochilas y les facilitaban carritos para llevar todo lo necesario para pasar el día en el parque. 

Algo que también me sorprendió, ya que no es habitual por desgracia en nuestro país y en otros muchos de Europa, es la tranquilidad con la que puedes dejar tus objetos personales, bolsos, mochilas, etc... antes de montar en las atracciones en estanterías habilitadas para ello. Cuando sales lo tienes todo ya que el respeto a lo ajeno es máximo. 

En el parque, si vas dos días, lo mejor es dividir las zonas para que puedas ver y disfrutar de todas las atracciones al máximo. Lo normal, siendo mes de agosto, era esperar una media de 45 minutos en la fila, siempre que no saques el Pase Express que te permite pasar con prioridad. También hay que estar pendientes de los espectáculos que se celebran dos o tres veces al día para poder verlos.





En cuanto a las cenas, a diferencia de Francia, los Restaurantes cierran más tarde, en torno a las 23:00 horas. Puedes cenar en el  en el restaurante del Hotel Castillo el precio es razonable. Sin embargo, el buffet es tremendamente caro sobre todo para lo que estamos acostumbrados a comer en las cenas. También si tienes coche puedes salir del parque y a pocos Km tienes algunos sitios interesantes. En Günzburg, junto al un Burger King  de una Gasolinera, se encuentra el Restaurante Onkel Otto XXL Schintzelparadies (te sirven una bandeja familiar con patatas, croquetas de patatas y filetes de cerdo empanados con una salsa de champiñones extraordinaria), y todo por unos 30 € más la bebida. Un poquito más lejos, en el pueblo de Kötz se encuentra el Restaurante Gaststätte Günzhalle, con una carta algo más elaborada pero no mucho más cara (en torno a los 15 € por persona). Ojo porque el agua siempre lo sirven directamente en el vaso y lo cobran porque es mineral (según ellos claro).

Realmente, y pese a la distancia, han sido dos días inolvidables, llenos de diversión y experiencias en Legoland Deutschland Resorts

Jornada 8


Llegó la hora de volver a Zurich, a unos 260 Km, pero antes había que realizar parada obligatoria en el Lago Constanza para ver algunos lugares de interés. 


La primera parada es en Friedrichschafen, para visitar el Museo del Zeppelin. Interesante museo centrado en el Zeppelin Hindenburg, que el 6 de mayo de 1937, en New Jersey, cuando iba a atracar, estalló en llamas, muriendo 37 personas y supuso el final de los dirigibles como transporte de pasajeros. El museo además recopila utensilios y otros objetos de la época. El único inconveniente es que  no disponen de audio guía en castellano, por lo que hay muchas explicaciones que seguramente nos perdimos. 

Museo del Zeppelin - Friedrichschafen

La siguiente parada fue en Meersburg para comer y dar un pequeño paseo. La idea inicial era cruzar en ferry hasta Constanza, ahorrando tiempo y Km, pero nuevamente, por votación popular, se optó por seguir por la carretera hasta Zurich aunque hiciésemos unos 80 Km más, no sin antes parar y contemplar las vistas del Lago Constanza con los Alpes al fondo, aunque la claridad del día no ayudase a verlos a lo lejos.

Lago Constanza

Por último, no podía faltar la Basílica de Birnau, construida sobre una iglesia del siglo IX que servía de peregrinación. A mediados del siglo XVIII se optó por reemplazarlo por el actual, una obra maestra de la decoración Rococó, incluidos 10 relojes antiguos de los cuales 3 son de sol y uno de luna.

Basílica de Birnau

A ultima hora de la tarde llegamos al Hotel. De Zurich solo puedo decir que es escandalosamente caro. Esto me hace recordar un comentario que nos hizo uno de los guías días atrás, cuando hablaban de la población de Friburgo, cuyo objetivo era trabajar en Suiza (Basilea está a 30 minutos en tren rápido), ya que los sueldos son sustancialmente más elevados que en Europa, hacer vida en Alemania y comprar casa en Francia.  
 

Jornada 9


El viaje llega a su fin, y solo queda devolver el coche de alquiler y coger el vuelo de regreso. Han sido 8 días intensos, en los que en familia hemos hecho unos 1.100 km, visitando la Región de Alsacia desde Colmar, la Selva Negra y sus alrededores desde Baden-Baden, Legoland Deutschland, Lago Constanza y Zurich.

¡Hasta la próxima!

   

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